miércoles, 6 de octubre de 2010

Semana Santa..



La citoplastía consiste en la elaboración de dulces y tiene su origen en Guatemala hacia el año de 1524, al ser trasuntada al continente por los españoles quienes a su vez, la habían conocido durante la ocupación morisca en la península. En toda la dulcería prevalece el sello español y el ancestro árabe, con vigencia en la actualidad en la región de Castilla y Toledo en España.

A Guatemala llega la dulcería y la repostería a través de las Órdenes Religiosas que seguían con las tradiciones españolas y las trasuntan al llamado por ellos “Nuevo Mundo”. En este orden de ideas, la variada y rica producción de dulces se debe a la importancia que ha tenido el cultivo y proceso de la caña de azúcar en las zonas cálidas y tropicales del país. Es importante anotar que el primer ingenio azucarero de Centroamérica los fundaron los frailes de la orden de Santo Domingo en el pueblo de San jerónimo, en la Baja Verapaz.
Dichos religiosos habían recibido una concesión a sus conventos, a manera de prerrogativa, para tener, como centros de producción económica, grandes haciendas e ingenios, en el año de 1578. Cuando el uso de azúcar se generalizó fuera de los edificios religiosos, domesticándose y pasando a formar parte de la producción de las cocinas en las viejas casas señoriales de la ciudad de Guatemala, la elaboración de dulces y postres aficionándose a su consumo los pobladores de las distintas ciudades, llegando a transformar las antiguas recetas africanas y peninsulares, recreando otras que, con el paso del tiempo, le han dado identidad regional a algunas ciudades y poblados guatemaltecos, alcanzando en su producción altos estándares de calidad.

Asimismo las distintas tradiciones propias de los guatemaltecos, en especial la Cuaresma y la Semana Santa , se caracterizaron por tener una repostería que la identifica en su tiempo y espacio, con la ingesta de dulces preparados especialmente, convirtiendo estos confites en comida simbólica, cíclica y ritual.
El sello gastronómico de la citplastía relacionada a la Cuaresma y Semana Santa Guatemalteca ha quedado de manifiesto en las sabrosas empanadas de leche y manjar que se degustan con chocolate caliente en el oocidente, los salpores, los buñuelos ahogados en miel de azúcar y canela, las torrejas, loas bolitas de tamarindo, las canillitas de leche y los encanelados de mazapan.

También adquieren carta de presencia entre los guatemaltecos las bebidas refrescantes endulzadas con azúcar como las aguas de chilacayote, el fresco de súchiles y el agua fresca de Chinchivir.

En el valle de la ciudad, fue en la ciudad de Amatitlán en que se desarrollaron los trapiches e ingenios de azúcar más importantes de la región, y de allí surgió uno de los principales aportes a la citoplástica guatemalteca, con sus dulces de chancaca y pepitoria, dulces de coco, colaciones y melcochas, con particular importancia durante las fiestas del Niño Dios y de la Santa Cruz.

Desde el Siglo XVI, la elaboración de los dulces se ha constituido en un importante factor económico que ha permitido cubrir una serie de necesidades materiales de las familias pobres de las ciudades y principales y los pueblos del interior, yal es el caso de la producciónde anicillos de Santa Rosalía, Zacapa, vendidos principalmente en el atrio de la Basílica del Señor de Esquipulas, de escpial gusto y predilección de su Cantidad el Papa Juan Pablo II, durante su visita a la Basílica , en la Villa de Santiago de Esquipulas.

Durante los tiempo cuaresmales los guatemaltecos hemos popularizado varias recetas familiares que se han constituido en parte del legado gastronómico tales como el garbanzo en dulce, el “matagusano”, bocadillos de frutas, naranjas en dulce, coyoles, chilacayotes, higos, tartaritas y dulce de coco rayado.

Si bien es cierto que en Amatitlán se realiza la mayor parte de los dulces típicos y vernáculos de Guatemala, que fueron tomados y transformados de las antiguas recetas árabes y moriscas traídas por los conquistadores, los pueblos en donde se asientan colectividades humanas de gran acervo religioso en tiempos de Cuaresma y Semana Santa han producido los propios que las distinguen como los “Quiebradientes”, el ayote en miel, las botellitas de azúcar con miel, conserva de coco, nuégados y curtidos, entre otros, forman parte de la producción gastronómica del altiplano occidental, valle central, región norte y la costa sur del país.

Toda esta variedad de dulces, durante el ciclo mayor de la Cuaresma y la Semana Santa , es posible conseguirla en los atrios de las Iglesias y las tradicionales dulcerías que subsisten en la Nueva Guatemala de la Asunción y la Antigua Guatemala , especialmente los viernes de cuaresma, en los que irrumpen con su impacto sensorial de colorido en grandes canastos de vara de caña tejida, con sus fragancias y aromas, con sus texturas y sabores, constituyéndose en una de las manifestaciones de mayor vigencia en la cultura popular de Guatemala como parte de la tradición cuaresmal.

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