jueves, 14 de octubre de 2010

Los Barriletes Gigantes de Santiago Sacatepéquez

Los barriletes gigantes representan el vehículo por medio del cual los espíritus de los antepasados, los ancestros de los campesinos indígenas de Santiago Sacatepéquez se unen a "sus" vivos durante veinticuatro horas, para luego retornar a sus moradas eternas.  Es la concreción del mito del eterno retorno.
Los barriletes de Santiago Sacatepéquez es una de las ceremonias de mayor colorido y originalidad dentro de las tradiciones populares de Guatemala; estos barriletes gigantes que se vuelan en  el cementerio de Santiago Sacatepéquez para el Día de Todos los Difuntos y Todos los Santos en el mes de noviembre.
Los barriletes de Santiago Sacatepéquez representan la unión del inframundo con el mundo de acuerdo con los criterios cosmogónicos de los indígenas de Santiago.  Es la vía de enlace entre los muertos ("los santos"), y los vivos.  Para los habitantes de Santiago Sacatepéquez, el Día de Todos los Santos tiene poco que ver con los santos del cielo y católicos y se enfoca exclusivamente en los muertos del inframundo, los ancestros de Santiago, "los antepasados".  Para los santiagueños el alba del uno de noviembre el Dios-Mundo libera a las almas de los antepasados del inframundo y durante veinticuatro horas los espíritus tienen la libertad de visitar los lugares en que vivieron, y sobre todo a sus ancestros vivientes.  Los vivos por su parte tienen que estar preparados para recibir a "sus" espíritus, porque si estos no encuentran buena acogida dentro de su familia, pueden causar daños a las cosechas, provocar enfermedades y atentar contra la vida de los "vivos".
Los barriletes remontan el vuelo en busca de los espíritus errantes y ancestrales.  En la noche los Principales de la Cofradía de San Miguel Arcángel y los jóvenes que han volado barriletes en el cementerio, recorren el pueblo solicitando limosna en nombre de San Miguel y los pobres.  En la ceremonia del Pojoy Nayé, dentro de la cual subsiste todavía el viejo rito prehispánico de quebrar la cerámina, acto que aunado con el rezo de los Principales de la Cofradía (sacerdotes portadores de la sabiduría indígena), ante el altar de los ancestros, logran que los espíritus regresen al inframundo.
      

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