jueves, 14 de octubre de 2010

Historia del Teatro Nacional..


 El Fuerte San José:
Inaugurado el 25 de mayo de 1846, bajo la designación de “castillo” de San José, tenía como función la defensa pero también servía como prisión de estado. En 1872, se transforma en cuartel y primera escuela primaria pública.  El 20 de octubre de 1944, este bastión militar fue tomado por asalto por Árbenz, Toriello y Arana, quienes más adelante constituirían la primer Junta de Gobierno democrático. Tanto el Fuerte de San José como el de Matamoros fueron casi destruídos por los bombardeos. El Fuerte de San José dejó de ser una instalación militar y quedó en el abandono total.
Con la llegada de Ydígoras Fuentes, en 1961, da inicio al proyecto de recuperación de este espacio con la creación de un Teatro Nacional. El Centro Cultural está ubicado dentro de un área de 8 manzanas, en la colina de San José de Buena Vista, que se integra en su ubicación al Centro Cívico de la capital de Guatemala. 
Crear un Centro Cultural donde antes hubo una zona militar, lleva a la práctica el buen principio de “transformar las armas en cultura”. En cierto momento, lo que había sido una  fortaleza terminó siendo un espacio abandonado y sin mantenimiento, dando paso a espectáculos foráneos que se instalaban de vez en cuando, como algunos circos, veladas de box  y juegos infantiles que llegaban con su espectáculo para distraer a la población de aquella época.  Hoy es el epicentro del intercambio de pensamientos, de obras y del arte de la creatividad guatemalteca, que en sus espacios espera y mantiene las puertas abiertas para también propiciar espectáculos de otros países amigos,  deseosos de compartir con los guatemaltecos sus propuestas artísticas dentro de un marco de intercambio cultural.
Historia:
Guatemala es un país ubicado en la América Central. Su historia contemporánea principia apenas en 1944, con la llegada del Dr. Juan José Arévalo Bermejo, pedagogo y maestro normalista, al poder. La única primavera democrática que han conocido los guatemaltecos en sus accidentados procesos históricos, concluye diez años después con un golpe de estado perpetrado por el coronel Carlos Castillo Armas en contra de Jacobo Árbenz Guzmán, otro coronel.
Las consecuencias han sido funestas y se han transmitido de generación en generación: el aún impune golpe de estado puso fin al proceso democrático emprendido y sumió al país en un gran atraso en todos los órdenes, devolviéndonos casi a la edad media luego de una década de esplendor que no ha vuelto.
De generación en generación, Guatemala fue de dictadura militar en dictadura militar hasta la llegada del primer civil a la Presidencia de la República: Vinicio Cerezo, quien tampoco pudo restaurar los daños históricos infligidos a la Nación.
Al principio, durante la llamada primavera democrática, pensar en un teatro que albergara grandes acontecimientos culturales pareció una idea descabellada. La propuesta nunca fue excluida, según se sabe, pero había y aún hoy hay necesidades perentorias y prioritarias nunca solventadas, como la educación, la salud, el transporte y la seguridad. 
Como todo país donde se añora el desarrollo que alguna vez se tuvo, en Guatemala también surgieron sueños que poco a poco fueron transformándose en realidad. Así empezó la creación del Centro Cívico, realizado por los arquitectos Montes, Haussler y Aycinena. 
Castillo Armas fue suplantado por Ydígoras Fuentes, quien al saber del proyecto encomendó al Arq. Vinicio Asturias la realización de un teatro de gran envergadura con la intención de integrarlo a las demás obras existentes en su alrededor, es decir, al Centro Cívico. Así dio inicio lo que sería más adelante una de las más preciadas obras arquitectónicas de nuestro tiempo.
En 1965, desafortunadamente, el arquitecto Asturias muere en un accidente vehicular y deja la obra inconclusa, únicamente con los cimientos realizados.
Para esa época el pintor e ingeniero Efraín Recinos trabajaba ya en el proyecto del Centro, en un mural encargado para uno de los frontales del proyecto inicial, que nunca llegó a realizarse.
Como cosa del destino, surgió la propuesta de integrar un teatro al Fuerte de San José. Es aquí, en la orquestación del teatro al aire libre, donde empieza el trabajo y la propuesta creativa del maestro Efraín Recinos. Para ello, se realizaron grandes trabajos de transformación de la colina: se creó, por ejemplo, un talud para poder realizar las gradas, y fueron creadas las cabinas-esculturas que dan el ejemplo de lo que es una integración arquitectónica al Fuerte de San José. 
Así fue como dio inicio el proceso total del Centro Cultural. El maestro Recinos quedó como único responsable del seguimiento, la construcción y desarrollo creativo de lo que hoy conocemos como el Centro Cultural de Guatemala Miguel Ángel Asturias, constituido por el Teatro al Aire Libre, el Gran Teatro o Teatro Nacional, el Teatro de Cámara y el Fuerte San José. En la actualidad se está realizando un cuarto teatro, para pequeñas actividades; también forman parte de las instalaciones Radio Faro Cultural y la Escuela Nacional de Artes Plásticas, que posee un diseño fuera de la propuesta del maestro Recinos. En camino, está el proyecto del Instituto Nacional de la Marimba.
El Teatro Nacional del Centro Cultural está inspirado en lo que fue la cultura maya. Sin caer en el copismo, se trata de una verdadera integración al paisaje y a la iconología mayista dentro de la arquitectura contemporánea. En otras palabras, estas  "esculturas funcionales" son un ejemplo de auténtica originalidad. Por ello mismo podría decirse que por ningún lado se ve la influencia repetitiva de la cultura griega, lo cual es un buen ejemplo de magnificencia local para el resto del continente americano y del mundo, pues para ser universal debe partirse del ámbito local.

 Teatro al Aire Libre:
Fue el inicio del complejo cultural. Es la primera obra con la cual el maestro Recinos demuestra su visión de integración arquitectónica paisajística. Más adelante, por cuestiones del azar, en él recaería toda la construcción del complejo cultural.
Como su nombre lo indica, es un teatro que funciona específicamente en época seca. Tiene una capacidad de 1,500 a 2,500 personas. Hacia aquí convergen, en su mayoría, espectáculos populares, grupos folklóricos, o las grandes tradiciones de bailes y danzas venidos del interior de la república. Su aspecto semicircular le da un fino ambiente de integración al antiguo Fuerte de San José, especialmente de octubre a diciembre, cuando las lunadas llegan y nos envuelven en el mundo mágico del maestro Recinos. Es algo que, al vivirse, no se olvida. Por ello, una visita a este teatro es garantía de tener al alcance una experiencia de paz y bienestar. Cuenta con un escenario de 12 x 22 mts, lo cual permite entrar en escena a 55 actores. Tiene dos camerinos en las áreas laterales  y un foso para orquesta, que separa la escena del público. Tiene cuatro torres de iluminación, que sorprenden como nahuales protectores venidos de otra dimensión.


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